viernes, 30 de octubre de 2009

Primera noche sin levantarnos

Mi Alessita,

Sólo una nota chiquita para contarte que anoche ha sido la primera vez que has dormido casi de corrido durante toda la noche. Te quedaste dormida un poco después de las diez de la noche, te despertaste -como siempre- pasadas las doce y luego un rato después, y de allí... ¡no despertaste hasta casi las seis de la mañana! ha sido la primera vez en poco más de un año que tu mamita y yo hemos dormido casi cinco horas seguidas. ¿Seguirás así las noches siguientes? ojalá. Ya me ha pasado varias veces que me he quedado dormido en el sillón de la oficina mientras tenía los ojos fijos en la pantalla de la computadora, y no es algo que quisiera que se vuelva a repetir.

(Hay quien dice "¡oye, pero tú descansa, deja que de eso se encargue tu mujer, tú tienes que trabajar al día siguiente!". No estoy de acuerdo. Tu mamita también trabaja, igual o más arduamente que yo, para que estés tan sana como estás. Y tú también eres hija mía, eres mi responsabilidad y mi adoración junto con tu mamita, así que tengo el deber/derecho de compartir ese "trabajo").

Aprovecho para contarte otras cosas: has agarrado la costumbre de, cuando te tengo cargada, sacarme los anteojos. Como aún no mides tu fuerza y no quiero quedarme sin lentes, los tomo de tus manos y me los pongo sobre la cabeza. Y cuando me ves los lentes allí arriba, no sé por qué, te pones china de risa, me miras y dices "¡tatatata!". Y como yo no soy capaz de aguantarme cuando me haces así, te termino abrazando fuerte y besando en la frente o en la mejilla. Ya te lo dije antes, soy meloso, qué le voy a hacer.

Ahora que ya estás dando tus primeros pasos (¡qué rápido pasa el tiempo!), los estás dando con unos zapatos que te regaló tu abu Amanda. Tienes hasta ahora tres pares: uno azul oscuro, uno blanco y otro rosado opaco con beige, los tres de cuero. ¡Son muy bonitos! cuando los tienes puestos, se nota que sientes la diferencia entre ponerte de pie descalza (o con medias) y con zapatos. Cuando estás con estos últimos, se te ve más segura para desplazarte y hasta para bailar (porque ahora ya no sólo mueves los brazos, también flexionas las piernas rápidamente subiendo y bajando, como haciendo sentadillas). Quienes también sienten la diferencia son nuestras espaldas... la columna de mamita y mía por ratos ya no dan más. Pero cuando te vemos feliz poniéndote de pie mientras te agarras de mi camisa o de la blusa de tu mamita, el dolor se mitiga. Nos hace muy felices el verte crecer sana, fuerte y buena.

Te cuento también que tu abuelita Elba ya nos está pidiendo que te demos un hermanito. Nosotros estamos de acuerdo, pero todavía en algunos meses más: si vieras lo cansada que está tu mamita por estar pendiente de ti las 24 horas del día, estarías de acuerdo conmigo en darle un tiempo de respiro. Aunque debo decir que ella también está ansiosa porque tengamos otro niño o niña. Eso sí: tu abuelita Elba quiere que tengamos un niño; a tu mamita y a mi nos da igual, aunque tengo que confesar que a mi me gustaría que fuera una hermanita. No sé, tal vez quiero ser el "rey" de la casa. ¿Y qué nombre tendría? huy, empezamos el trámite de nuevo...

Este fin de semana termina octubre y unos amigos nos han avisado de una fiestita de Halloween para niños en un club cerca a donde vivíamos antes. Tu mamita está pensando en tu disfraz; el año pasado, aunque no te disfrazó por completo porque eras muy pequeñita, te puso unas antenitas y un delantal de abejita. Vamos a ver qué se le ocurre este año; conociéndola, tu disfraz será toda una sensación (algún día te contaré cuando hace tres o cuatro años me hizo disfrazarme de Julio César y ella fue de Cleopatra para una fiesta. Espero que NUNCA se repita). Ya te tomaré algunas fotos.

Te escribo luego. Te adoro, hijita linda.

Papá.
Tags Blogalaxia:

martes, 27 de octubre de 2009

Un año después

Querida hijita,

Qué difícil es mantener mi palabra. Siempre te digo que voy a escribirte más seguido y fallo. Espero que Dios permita que sólo te falle en esto, que al fin y al cabo es sólo un registro de las cosas que te van pasando y que voy escribiendo para que algún día sepas todo lo que pasó incluso un poco antes que nacieras (incluso antes que tu mamita te tuviera en la pancita). Para lo más importante, estar a tu lado siempre, ruego al Señor que me permita estar siempre a tu lado.

Parece que fuera ayer cuando tu mamita y yo supimos que venías, y hace un poco más de dos semanas celebramos un año de tenerte en nuestros brazos. Vemos ahora las fotos que son de hace apenas algunos meses y nos pareces tan cambiada, tan crecida... tu mamita ya me está diciendo que a veces te mira y te imagina ya más grande, sin poder cargarte, y le da un poco de pena. Yo le he dicho que sí, que tenemos que aprovechar ahora todo lo que podamos para tenerte en brazos y apapacharte, pero que luego se vienen más etapas, y que cada una tiene su propio encanto. Mira esta foto que tomé en la casa de tu bisabuelita Amanda, donde celebramos tu primer cumpleaños:

Perdóname que sea papá chocho, pero esta foto me encanta. Refleja todo el cariño que tu mamita y yo te tenemos, y lo contenta que estás. Ella y yo daremos nuestra vida para que tú seas feliz -y si Papá Dios lo permite, tu hermanito(a) también.

Anoche tuvimos un rato difícil. Te despertaste exactamente 3:55 de la madrugada (lo recuerdo porque antes de levantarme le eché una mirada a mi reloj) y te pusiste a llorar a gritos porque querías que te cargáramos. Mejor dicho, eso fue lo que creí. Tu mamita, que tiene más experiencia que yo con esto por estar permanentemente contigo, descubrió luego que había sido porque tenías frío. Te abrigó, te dio de lactar y después de un rato, te quedaste dormida nuevamente. Eso, claro, luego que yo había estado intentando hacerte dormir por 25 minutos, paseándome de un lado al otro del cuarto mientras llorabas y dormías por intervalos. Te adoramos, pero no sabes las ganas que tenemos que duermas de corrido pronto.

Ya está aumentando la temperatura, pero estos días Lima ha estado fría. Y ello trajo consecuencias: primero caíste tú resfriada (tu segundo resfrío) y luego yo. Tu mamita, aunque se estuvo sintiendo mal, manejó mejor que yo su ambiente y lo que tomaba (limonadas calientes, por ejemplo) y hasta ahora no se ha visto muy afectada. Ojalá que siga así.

Hace poco tuviste tu última cita con el doctor antes de cumplir tu primer año. No sé qué te ha pasado, pero últimamente, a pesar que llegas del mejor ánimo al consultorio, basta que tu mamita o yo intentemos ponerte en la balanza del doctor o en la mesa acolchada que tiene para examinarte para que no sólo estalles en llanto, sino que armes un escándalo capaz de atraer a la policía. Yo supongo que debes haber asociado el que te echemos allí con el pinchazo de las vacunas, pero en realidad no tengo certeza de eso. En medio de todo el alboroto que armaste, y a pesar que no dejabas de moverte para soltarte, el doctor logró tomarte algunas medidas (que tu mamita sospecha podrían ser erróneas, por la forma cómo tratabas de zafarte a gritos, manotazos y patadas de la mesa y de la cinta del doctor, que rodeaba tu cabeza). Bueno, digamos entonces que los resultados aproximados son que estás midiendo 81 cm y pesando 10.9 kilos.

Tengo que contarte también que has aprendido a bailar. Claro, aún sin caminar totalmente (porque a gatear no le quieres hacer mucho caso, pero te mueres de ganas de pararte y de mantenerte en pie, y ya estás dando tus primeros pasos ayudada por nosotros), pero tu mamita te ha enseñado a mover los brazos hacia arriba y hacia abajo, de forma intercalada. Imagínate la escena: estamos almorzando los tres y comienza un comercial de un programa que te gusta. Automáticamente, levantas el brazo derecho, lo bajas y levantas el izquierdo y así sucesivamente, mientras tu cabeza va hacia un lado y hacia el otro. ¡No sabes lo linda que se te ve! aún no he podido filmarte, pero espero hacerlo dentro de poco.

Hablando de programas que te gustan: en mi última carta te prometí contarte qué programas de televisión te gustan. Pensando en eso, decidí robarle algunas horas al trabajo y conseguir algunos videos para que los vieras. No son todos los programas que te gustan, pero sí los tres que más ves.

El primero, que te encanta (y que incluso a tu mamita y a mí nos gusta mucho, sobre todo por la adaptación de las piezas musicales) se llama Backyardigans. Trata de las aventuras imaginarias de un grupo de cinco niños (bueno, son animalitos pequeños, pero digamos que son niños) que se juntan a jugar el patio trasero de sus casas, que comparten un área común que es un gran jardín. Mientras están allí, se imaginan en un sinfín de situaciones, en los que son desde personajes mitológicos hasta extraterrestres. Mira, esta es la introducción del programa:



Otro programa que te gusta mucho se llama Lazy Town. Es la historia de un pueblito en que todos eran -justamente- ociosos, hasta la llegada de una niña y del superhéroe de la historia, que se llama Sportacus. Mira, encontré justamente el primer capítulo para ponerlo en tu carta. Perdona que casi al final aparezcan unas letras con un nombre medio raro, pero fue añadido por la persona que originalmente subió los videos a internet.







No pude aguantarme y subí esta canción, que a tu mamita y a mí, por ver el programa contigo, se nos pegó por su ritmo pegajoso. Se llama "Somos piratas".



Finalmente, otro programa que te llama la atención es Hi5. Es un programa de juegos y estimulación conducido por un grupo de cinco chicos que cuando cantan y bailan provocan que no puedas dejar de verlos. Aquí una de sus canciones, "Cinco Sentidos".



Quedan varios que también te han llamado la atención, pero dejemos por ahora a estos tres, que son los principales para ti (en realidad, ya no sólo para ti, porque si antes tu mamita y yo veíamos sobre todo noticieros, ahora hasta sabemos de memoria el horario de Backyardigans y comentamos lo que pasó en tal o cual capítulo. Así nos cambiaste la vida).

Estamos a punto de terminar octubre, y luego de ello sólo faltará un tris para terminar el año. El 2010 es un año que tiene muchos proyectos para nosotros, pero dependerá finalmente de lo que Papá Dios piense que es lo mejor para nuestra familia. En Él hemos puesto nuestras tres vidas, así que veremos qué es lo que dispone.

Que este segundo año, mi vida, sea mejor que el anterior. Que crezcas sana, fuerte, buena y feliz. Te queremos muchísimo.

Tu papá.
Tags Blogalaxia: