sábado, 9 de agosto de 2008

¿Cómo te vas a llamar?

Mi princesita,

Hoy es sábado y aunque ya son casi las dos de la tarde, no he podido evitar el quedarme un rato más en la oficina para escribirte. Sé que tu mamá está en casa bañándose y cambiándose para que cuando yo llegue vayamos a comer a la casa de su mamá, tu abuelita Elba. Aprovechando ese tiempo, quiero contarte una de las cosas que te prometí ayer: la incertidumbre que tenemos acerca de cómo te vas a llamar.

Debo decirte que, literalmente, casi todo el mundo ha metido su cuchara en esta sopa; desde nuestros amigos hasta nuestra familia. Una amiga nuestra incluso ya te llama por uno de los nombres tentativos que tenemos, simplemente porque a ella le gusta y punto. Sí, somos nosotros los que tenemos la decisión final, pero la tarea no es fácil.

¿Por qué? porque no es cuestión de usar cualquier nombre. Si lo fuera, lo más fácil sería llamarte "Juana" y se acabó (con perdón de las Juanas). Pero no, el nombre dice mucho de una persona y hay quien dice que incluso marca el destino que tendrás. Un amigo nuestro, esposo de una amiga de colegio de tu mamá, nos dijo alguna vez, antes que supiéramos que eras niña: "Tienes que imaginarte cómo suena el nombre con el título de 'presidente': 'Presidente Alejandro Guevara Mendieta', por ejemplo. Fuerte, con carácter". No me pareció mala idea. Desde entonces, con un poco más de ganas, buscamos con tu mamá un nombre que a ambos nos guste, que nos parezca dulce pero a la vez recio, con carácter. Obviamente, no es la combinación más fácil de encontrar.


¿Viste la foto? la acabo de tomar. Es el escritorio de mi oficina. La hoja que ves encima de la mesa es un listado de nombres que tu mamá hizo hace algunas semanas, y en el monitor de la computadora que está al lado está el texto que te estoy escribiendo. La lista fue hecha por tu mamá recopilando nombres que habíamos encontrado en internet, que nos habían sugerido y que a nosotros nos gustaban.

Te transcribo los nombres que decían allí, para que sepas dentro de algunos años cuáles eran los que considerábamos para ti:

Abril, Alejandra, Belén, Emilia, Fátima, Flavia, Gracia, Gaia, Denisse, Leticia, Lucía, Miranda, Mia, Paula, Ivanna, Pía, Rafaella, Ariana, Luna, Doménica, Fabiana, Micaela.

Tu tía Fabiola, prima de tu mamá, nos envió un correo electrónico con nombres que a ella le habían gustado y que nos parecieron también sugerencias muy buenas:

Alessia, Arantza, Alessandra, Kiana, Camila, Flavia, Fernanda, Macarena, Nicole, Valentina, Tiara (no incluyo tres repetidos de la lista anterior).

Falta un nombre, Isabella, que a muchos nos gustó pero es muy similar al de una persona con la que tuvimos varios problemas, así que decidimos descartarlo. Todo esto fue una lluvia de ideas, que íbamos depurando mientras más crecía la lista. Este proceso fue (me corrijo: ES, todavía continúa) muy variado, con motivos de todo tipo, desde los graciosos hasta los serios, como este último caso.

A mí me gustó en un primer momento, por ejemplo, Miranda. Siempre me sonó como apellido, pero averiguando por aquí y allá supe que era un también un nombre, y no sonaba feo. Abril quedó descartado cuando le dije a tu mamá "¿y cómo se va a llamar su hermano, Mayo?". Alejandra no le gustó a tu tío Roberto porque tuvo una novia con ese nombre que resultó medio loca. Fátima, Nicole e Ivanna ya los tenía mucha gente, nos dijo tu abuelita Elba. A mí me encantó, y todavía me gusta, Lucía. Rafaella también (es un candidato muy fuerte para tu nombre) aunque hay algunos reparos porque tu primo se llama Rafael. Gaia se descartó porque sonaba como "gallo". A tu mamá le gustó mucho Mía, pero le dije que los chicos te iban a fastidiar el colegio diciéndote "tú eres mía" y la cosa quedó allí. A mí me gusta Doménica, pero tu mamá dice que es muy largo, tu tío Christian dice que es nombre de vieja y a algunos amigos tampoco les gusta. Ariana y Alessia son los nombres de las hijas de un colega mío de la oficina. Y así por el estilo: todos los nombres tienen alguien a quien le gusta y también algún detractor, algún motivo a favor y otro en contra.

Ya te contaré otro día por qué nombre nos decidimos, cómo lo hicimos y cuál fue nuestro motivo. Yo, por ahora, estoy feliz llamándote Mi Preciosa.

Te quiero mucho.

Papá.

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1 comentario:

Diana dijo...

Hola Gianmarco, no compres un babero XXL, ...una sábana funcionaria mejor!!!

Me gustó mucho leer tus post y mi voto va para Miranda!