miércoles, 31 de diciembre de 2008

Chau, 2008

Princesa,

Hoy es el último día del año, un año que vio cambiar mi vida por completo -o mejor dicho, la nuestra, porque debo incluir a tu mamita-. Dentro de un poco más de una semana cumplirás tres meses, y a pesar que a diferencia de los últimos años no la pasaré bailando con tu mamá, debo decir que no echo en falta una fiesta para esta noche. Hoy, después de muchos años, estaremos en familias (así, en plural, porque nos reuniremos tus abuelitos Manolo, Amanda, Elba y tus tíos Roberto y José Luis). Será un año nuevo distinto y tranquilo.



Tu primera Navidad, nuestra primera Navidad contigo, fue todo un suceso. Como no se pudo juntar a ambas familias, decidimos turnarnos cada año y empezar por la familia de tu mamita, que a su vez también se turna pasándola en casa de tu abuelita Elba o de su hermana, tu tía Pilar, en cuya casa recibimos la medianoche.

Estuviste tranquilísima, y esa es una de las cosas que más nos gusta de ti. No lloraste ni renegaste; parecía que a pesar del bullicio y los cohetones querías mantenerte en paz. Es más, estuviste coqueteando con casi todos, sonriéndoles y poniéndote china cuando tus cachetotes se levantaban al reir. Tu mamita y yo te tuvimos cargada al inicio, aunque luego fue inevitable que luego pasaras por varios brazos más. Pero una de las cosas que más me sorprendió es que luego de estar con tu abuelita Elba te quedaras con tu tía Pilar, que parecía tan feliz y chocha como si fueras su propia nieta. Te tuvo un buen rato en brazos, casi inmóvil y casi en silencio; igual que tú, que parecías estar muy cómoda y calientita. Me dio mucho gusto verte así, y me sentí muy agradecido hacia ella por tratarte con tanto cariño.

Es una pena que para esta ocasión tengas que recurrir en un futuro a las fotografías y cuando sea el momento a este texto, pero debo contarte que estuviste regaladísima. Todos tuvieron algún detalle contigo; tu mamita y yo nos quedamos gratamente sorprendidos, porque a pesar que sabíamos que esta noche serías la estrella junto con tu primito Niklas, no esperábamos tanto. Yo ya no sabía cómo agradecer los detalles. Y me refiero no sólo a los regalos, sino a todo el cariño que recibiste.

Luego que terminó todo, nos fuimos a la casa de tu abuelita Elba, que está a unas cuantas cuadras de la casa de tu tía Pilar. Tu mamita estaba tan cansada que me pidió 15 minutos para dormir un poco antes de salir a nuestra casa. Debo confesar que no me gustó mucho la idea porque sabía que luego sería más cansado el salir, pero el sillón, de tan mullido, me terminó de convencer.

En lo que para mí fueron unos minutos luego de cerrar los ojos, escuché que me llamaba tu mamita. "¡Gianmarco!" - abrí los ojos. Puf... era ya de día, nos habíamos quedado dormidos y habíamos seguido de largo. Tú te habías quedado en tu asiento del auto, que habíamos subido y dejado en otro sillón. Debían haber sido casi las siete de la mañana, y tu mamita te despertó para que lactaras. Bueno, nuestros planes habían cambiado.

Un rato después, estábamos en casa de mis papás, tus abuelos Amanda y Manolo. Antes tuve que regresar al departamento para traer ropa y pañales adicionales para ti, y pasamos en casa todo lo que quedaba del día. Sobra decir que eres la engreída de ellos, que tu abuelita se muere de ganas por tenerte en brazos todo el tiempo y tu abuelito te habla y te habla diciéndote cuánto te quiere y lo linda que eres. Con todo eso, ¿cómo no vas a sonreir y a regodearte moviendo los hombros cuando alguien te habla?

Has decidido terminar el año haciendo ruidos y vocalizando sin parar. El "eeeeu" con el que conversabas con tu mamita y conmigo es ahora muchísimo más frecuente, y se ha ampliado a toda una gama de "palabras": un claro y corto agú, otro igual pero alargando la a ("aaaagu") y pequeños grititos agudos que ya me hacen temer qué va a pasar cuando decidas gritar con todas tus fuerzas más adelante. Dios guarde nuestros tímpanos.

Aunque no lo he nombrado hasta ahora, no por mala intención sino porque tengo memoria de hormiga, debo contarte también que has recibido en nuestra casa la visita de tu abuelito Javier, papá de tu mamita. Aunque vive lejos, se ha dado el tiempo para venir a verte en varias ocasiones, y aunque no nos ha dicho las cosas directamente, es obvio que también le has cambiado la vida. Le has mostrado un lado que no conocía y se siente conmovido cuando te tiene cerca, y a pesar de la imagen de duro que proyecta, simplemente se deshace cuando te tiene en brazos.

Eso, hijita, es parte de los milagros que obra Papá Dios a través de nosotros. Y tú, siendo tan pequeña, eres un canal maravilloso por el cual se manifiesta.

Feliz 2009, mi Alessita. Que crezcas feliz, sana, sonriendo siempre. Que nos tengas a tu lado. Que sigas gozando del cariño de los que te rodean. Que Mamá María, a quien también te encomendamos, te siga cuidando; que nos de a tu mamita y a mí fuerzas y sabiduría para ser tan buenos padres como podamos, y que sepamos perdonarnos cuando metamos la pata. Que el amor siempre predomine sobre el enojo y que el resto de tu vida seas feliz a pesar de los problemas.

Te adoro.

Tu papá.



Tags Blogalaxia: , , , , , , , .

martes, 16 de diciembre de 2008

Un ángel gordito

Mi Alessia preciosa,

Me he dado con la sorpresa que esta tarde la oficina está un poco más tranquila y con menos movimiento. Debe ser la época del año, en la que varios negocios -a menos que tengan que ver con la Navidad- se ponen un poco más lentos.

La que viene es tu primera Navidad, y aunque eres aún muy pequeñita y no lo recordarás en un futuro, la expectativa que has despertado en toda la familia es inmensa: ¡todos quieren regalarte algo! sé por tu mamá que tu abuelita Elba ya te compró un regalo; tu tío Jose ya te regaló también una serie de libros-rompecabezas que usarás más adelante; ayer tu tía abuela Charo dejó en el departamento un paquetito que contenía un muñequito para estimulación. No me queda más que agradecer a Papá Dios porque seas objeto de tantas muestras de cariño, y no me refiero a los regalos, sino a los gestos hacia nuestra familia, nueva y pequeña pero emocionante.

Ayer fuimos donde el pediatra para tu control del segundo mes. Como te conté anteriormente, yo intuía que habías tenido una buena subida de peso, y efectivamente así fue: él nos dijo a tu mamita y a mí que ahora pesabas 6.1 kg y medías 59 centímetros, que ese peso correspondía a un bebé de 4 a 5 meses y que esas medidas son un poco menos del doble de lo que varios niños tienen a esa edad (ya lo intuía. El dolor que tengo en el hombro derecho me lo recuerda a gritos). En resumen, en este mes que ha transcurrido has subido nada más y nada menos que 1.3 kg - parece que has decidido crecer a como de lugar y lo más rápido posible. Este viernes tu mamita te llevará nuevamente a la clínica para tus vacunas, un proceso que se repetirá periódicamente cada cierto tiempo hasta que cumplas cinco años, si no me equivoco.

El sábado, por otra parte, celebramos tu bautizo. Me gusta pensar que a pesar que tu mamita y yo te encomendamos al Señor desde que estabas aún en la pancita y que sabemos que Él te cuida desde un inicio, ahora estás mucho más cerca de Él. Sé que no me servirá de nada durante tu vida llenarte de sermones y clases de religión, pues eso finalmente no será lo que te enseñe quién es Papá Dios; será la vida de nosotros, tus papás, quien te muestre realmente lo que Él significa. Es por eso que todos los días le pedimos con tu mamita a la hora de comer que nos de la sabiduría y la inteligencia suficiente para ser buenos padres y para poder presentártelo. Tal vez incluso cuando leas esto no entiendas el tamaño de tal responsabilidad, pero está bien. Hay cosas que uno entiende sólo con el transcurrir de la vida.




Esta foto la tomó tu abuelo Manolo. Por cuestiones de familia (traducción: ni tu mamita ni yo tenemos hermanas) tu bautizo fue fuera de lo común, pues no tuviste madrina, sino dos padrinos. Ya te imaginarás las bromas que gastamos a tu tío Christian y a tu tío Javier acerca de quién asumiría qué rol, y si tienes un hermanito o hermanita dentro de algunos años, la historia se repetirá con tu tío Roberto y tu tío José Luis. Ya veremos en ese entonces a quién le tocaría teóricamente depilarse las piernas.

(¿Sabes? suena de locos por cómo estamos, pero tu mamita y yo ya pensamos en un hermanito para ti. ¿Será por lo que estamos tan contentos contigo? seguramente, pero para eso tendremos que esperar algún tiempo más todavía. Y para ese entonces, ya podré contártelo directamente)

Gracias por llegar a mi vida, hijita. Te quiero mucho.

Tu papá.

Tags Blogalaxia: , , , , , , , .

viernes, 12 de diciembre de 2008

¡Contestas!

Princesita,

A estas alturas, ya debes haber visto que pasa cierta cantidad de tiempo entre carta y carta. Pero quiero aprovechar un rato, robándole unos minutos al sueño, para sentarme y escribirte sólo unas líneas, apenas sólo unas horas después de mi última carta. Y es que es un motivo especial.



Hace un rato, luego que llegué a la casa y tu mamita terminó de darte la leche, te bañamos. Cuando terminamos, te pusimos en la cuna para cambiarte, y al terminar, tu mamita me dijo "no sabes la conversación que hemos tenido hoy día". No le vi nada de extraño, ya antes nos habías respondido con algún ruido cuando te hablábamos (¡justamente eso te cuento en la carta anterior a esta!). Pero luego tu mamita agregó "ahora me contesta todo". Me quedé inmóvil; supongo que de haber sido una historieta, se me podría haber visto un signo de interrogación sobre la cabeza. "¿A ver?" fue lo único que atiné a decir.

Ella se inclinó y empezó a hablarte mientras estabas echada en la cuna. Dijo algo así como "¿quién es mi reina, mi hijita preciosa?". La miraste, formaste los labios como para pronunciar la "u" y dijiste "¡eeeu!". Tu mamá te imitó:

"¿eeeu?"
"¡eeeu!"
"¿eeeu?"
"¡eeeu!"

No lo podía creer. No aguanté meterme en la conversación, y entonces era yo el que estaba haciendo cosas raras con la boca.

"¡eeeu!"
"¡eeeu!"

Me contestaste un par de veces más y de allí te quedaste callada, tal vez cansada, tal vez aburrida de la charla monotemática y sin significado. Tu mamita me miró y me dijo "¿acaso eso no es inteligencia?". Sólo atiné a asentir sin despegarte la mirada, con los ojos abiertos como platos.

Eeeeu, mi amor. Sea lo que sea.

Tu papá.
Tags Blogalaxia:

jueves, 11 de diciembre de 2008

Dos meses

Mi princesa,

Hace dos días cumpliste dos meses de nacida. Hubiera querido escribirte ese mismo día, pero tu mamita y yo estamos tan absortos en cuidarte que cuando por fin termina todo y tengo algo de tiempo, me siento tan cansado que empiezo a cabecear frente a la computadora. Así, decidí robarme algo de tiempo en la oficina para poder escribirte estas líneas y decirte que estos han sido dos de los meses más felices de mi vida, solamente por el hecho que tú ya entraste en ella.


Esta semana será también importante porque pasará algo que aunque se hace casi siempre como un evento meramente social, es en realidad trascendente: vas a bautizarte. Desde hace muchos años he escuchado -y seguramente se seguirá escuchando cuando leas esto, y continuarás oyéndolo cuando tengas mi edad- que los padres no deberían bautizar a sus hijos y más bien les deberían dejar elegir luego qué camino espiritual seguir. Para mí eso tiene tanta lógica como no enseñarte a hablar porque de repente lo que quieres más adelante es expresarte en japonés. Pero no te preocupes, no pienso hacer un tratado sobre el tema. Tu mamita y yo lo hacemos porque queremos que estés más cerca de Papá Dios, porque queremos desde un principio darte todo lo mejor y todo lo bueno que podamos darte, y porque no hay ningún regalo que se compare a ese.

Hemos visto estos días, con sorpresa y también algo de maravilla, cómo estás creciendo. La semana pasada te vi echada en la mecedora y de pronto me di cuenta que tu carita era más grande. Luego, cuando te cargué, puse mi mano en tu espalda y me di cuenta que abarcaba un poco menos de ella. Por supuesto, tu peso también ha aumentado, y no necesitamos una balanza para saber que estás pesando bastante más que cuando cumpliste tu primer mes. Y si así es para nosotros, que te vemos todos los días, ¿te imaginas cómo es para tus abuelos, que te ven con menos frecuencia? simplemente, cada vez que te ven, aparece la exclamación "¡cómo ha crecido!".

Tengo que confesar también que no importa cuánto tiempo haya pasado desde que comenzaste a sonreir ni cuántas veces lo hagas; siempre es emocionante verte cuando ríes y más aún cuando sueltas una pequeña carcajada. Cada vez que pasa, sobre todo cuando llego de la oficina y te encuentro en brazos de tu mamita, recuerdo la frase final de una preciosa canción que es parte de la banda sonora de una película y que usé para el video de tu ecografía: when the day has gone gray / nothing's wrong when Molly smiles. Tu papá es un sentimental, perdóname.

Otra cosa que nos encanta a tu mamita y a mí son las pequeñas "conversaciones" que tienes con nosotros. Si estás despierta y no estás llorando o renegando por hambre o incomodidad (y nota que escribí renegando) y estamos hablándote, nos contestas con un "uuuuuh", "aaaaagu" o simplemente un "¡ah!", generalmente seguido de una mirada al techo, a tus móviles o a nosotros. Creo que te comenté antes que ya habías empezado a coger cosas, muy ligeramente. Ha habido un cambio importante: a veces, cuando estás lactando del pecho de tu mamita, te agarras a su camiseta o blusa como si no quisieras que te arrancaran de allí. Tu mamita debe tranquilizarte y susurrarte que no te preocupes, que siempre va a estar contigo, y sólo entonces la sueltas. No estés nerviosa. Tu mamita y yo vamos a estar contigo siempre, hasta que Papá Dios lo permita.

Resulta increíble para tu mamita y para mí cómo ha cambiado algo de nuestro carácter. A veces te vemos en otros niños, sobre todo en los desvalidos, y nos parte el alma ver a un niño o a una niña pedir limosna. Te vemos en él o ella y se nos hace insoportable la idea que pudieras estar desprotegida y sin defensa. Ni qué decir de las noticias de la TV, cuando hay alguna desgracia relacionada con un niño o niña. A veces, simplemente, no podemos verla. Lo curioso es que antes de tu llegada, nos habíamos acostumbrado a vivir con todo ello, con una indiferencia total. Este reabrir los ojos es otra de las bendiciones que han llegado a nuestras vidas a través tuyo.

Hoy en la mañana me desperté un poco más tarde de lo normal para venir a la oficina. A mi celular se le había acabado la batería, así que puse la alarma en el de tu mamita. Pero no me di cuenta que su celular no tenía la hora correcta, y nunca sonó... cuando me desperté, tuve que correr para ducharme y cambiarme. Pero mientras lo hacía, tuve que detenerme, coger la cámara y tomarte esta foto.


¡Duermes igual que tu mamita, con las manos a un lado de la cabeza!

Te quiero mucho, mi vida.

Tu papá.

Tags Blogalaxia: , , , , , , .