domingo, 3 de febrero de 2008

Hola, hijito

Hola, m'hijo.

Te escribo estas líneas diciéndote "hijo" en general; no sé aún si serás niño o niña. No importa mucho saberlo. El español me obliga a elegir un género para tí, y que use el masculino no implica ni siquiera que yo desee que seas varón. Seas hombre o mujer, serás parte de mí cuando existas, y eso genera en mí una emoción indescriptible. Me emociona saber que algún día te veré, y temo que ello se vuelva en algún momento una constumbre.

Tengo ahora 33 años. Probablemente, para cuando puedas leer esto y comprender estas líneas en su plenitud, yo ya haya pasado los cincuenta. Espero para ese entonces, si aún Dios me da esa gracia, haber podido escribirte mucho, muchísimo más que esta simple entrada en un blog.

Hoy me he quedado solo esperando en mi oficina a quien yo creo que será tu mamá, si Dios así lo dispone. Estoy sentado frente a la computadora, a una que seguramente será muy distinta a la que tú tendrás cuando tengas mi edad, tratando de aclarar mis ideas para que no te sientas confundido si aún a corta edad empiezas a leerme. Tengo mucho qué decirte; sé que tengo poca experiencia, pero me gustaría ir escribiéndola poco a poco. Puede pasar que con el tiempo cambie de ideas y me contradiga en algún tema. No necesariamente estoy loco: sigo aprendiendo y sigo madurando, y estoy seguro que tú podrás sacar tus propias conclusiones al respecto.

Tal vez te estés preguntando "¿De qué me va a hablar?". Corriendo el riesgo de aburrirte, quiero ir volcando aquí tanto las cosas que he aprendido como las que poco a poco iré también conociendo. Quiero conversar contigo y que sepas qué pienso sobre Dios, sobre la familia, sobre tus amigos, sobre la sexualidad, sobre los valores, sobre el estudio... pero no te voy a ir saturando de temas. Los iré ordenando de acuerdo a como los vaya escribiendo.

Seguramente en algún momento -cuando me leas y seas un adolescente- pensarás que soy un anticuado o que lo que pienso no se aplica a tí. En ese momento, sonreiré... yo pensé lo mismo de mis padres, que pensaron a la vez lo mismo de los suyos, y así sucesivamente. Es la misma historia en cada generación, y no es la única: mientras los hijos van ganando criterio, se van dando cuenta que sus papás sí tenían razón en muchas cosas. Pero bueno... cada uno tiene que vivir su propia evolución, y sólo me queda orar para que mi buen Padre Dios te cuide y te guíe siempre.

Te quiero mucho. No sé cuánto pueda legarte el día que yo parta y te deje, pero haz de saber que estaré siempre contigo, aún a través de estas líneas. Si no puedes (o si no quieres) hablar conmigo, recurre a ellas. Yo siempre estaré a tu lado, estés donde estés.

Tu papá.

Tags Blogalaxia: , , , , .

No hay comentarios: