viernes, 24 de abril de 2009

"P...papá"

Hijita mía,

No me extenderé mucho hoy. Sólo quiero contarte que me has dado hace poco uno de los momentos más emocionantes desde que llegaste a nuestra vida: escuché tu voz. No es que no haya oído antes tus balbuceos, tus grititos ni tus vocalizaciones, sino que el sonido que emites pronunciando una palabra es totalmente distinto al de cualquier otro que salga de tu garganta (y eso lo sabe bien cualquier papá o mamá). Sí, hace casi una semana me llamaste "papá".

Nos tomaste de improviso. Tu mamita y yo espérabamos que sucediera aún dentro de algunas semanas, pero ya nos dimos cuenta nuevamente que quien dispone de tus tiempos eres tú misma; a nosotros sólo nos queda enseñarte y esperar.

Fue de noche. Yo había llegado de la oficina con algunas cosas que había comprado en el supermercado, y como casi siempre hago, no las dejé en la cocina sino que me pasé directamente al cuarto a saludar a ambas. Al igual que cada vez que llego y las saludo desde la puerta, tu mamita me escuchó y empezó a decirte "¡Hijita! ¿quién ha llegado? ¡papá! ¡papá!" provocando esa sonrisa que hace que tus ojos se pongan chinitos y que no pueda aguantarme las ganas de cargarte y saludarte con un beso. Esta ocasión no fue distinta, y luego de darles un abrazo a las dos, me fui a dejar las bolsas en el repostero con la intención de regresar para guardarlas luego de cambiarme.

Estaba terminando de colocar la última bolsa al lado del microondas cuando escuché la voz urgida de tu mamita llamándome: "¡Gianmarco! ¡ven rápido! ¡ven!". "Puf" dije, "ya se metió algún bicho al cuarto" y me dispuse a asumir mi rol de Caballero Mata-Monstruos del que te hablé hace algunas cartas. Sin embargo, el motivo era muy distinto.

"¡Amor, Alessia dijo 'papá'!" "¿qué?" "¡Alessia dijo 'papá'!" "No amor, te has equivocado, está muy chiquita todavía" "¡la acabo de escuchar!" "te ha parecido" concluyó el sabelotodo de tu padre. Tu mamita me miró y me dijo "mira, sal del cuarto un ratito". Complacientemente, salí y me coloqué detrás del muro, de tal manera que no me vieras. Y tu mamita te dijo: "¿Dónde está papá? ¿a dónde se ha ido? ¡llámalo para que esté con nosotras! ¡'papá, papá'!"

- Ppp... pa... pá.

Entré al cuarto hecho un remolino, tanto que creo que en un primer momento te asusté. Te cogí en brazos, bajo la mirada sonriente de tu mamita, y te levanté hasta que tus ojos estuvieron a la misma altura que los míos. Si te asustaste, no te duró mucho, porque con los abrazos y los besos que te di comenzaste a sonreir. Incluso ahora recuerdo que parecía que tú misma te hubieras dado cuenta de la magnitud de lo que pasó, porque estabas especialmente entusiasmada, sonriendo, dando pataditas y casi saltando mientras te tenía cargada. Tu mamá se rió cuando no me aguanté y te dije "¡despiértame todo lo que quieras en la noche, no importa, dime 'papá' nada más!". Luego de la primera oleada de entusiasmo, lo intentamos de nuevo y salí del cuarto por segunda vez.

- ¿Dónde está papá, hijita? ¡llámalo, dile que venga! ¡'papá, papá'!
- Ppp... pa... pá.

Sólo diré que la escena anterior se repitió casi enteramente. Llamamos a los abuelitos, que se alegraron mucho -aunque me parece que al principio, igual que yo, no se la creyeron-. Tu abuelita Elba nos sorprendió al día siguiente con un nuevo juego de bits (las láminas con fotos que pasamos sucesivamente delante de tus ojos, nombrando el objeto que allí aparecen, para estimular tu aprendizaje) porque "mi nieta es una superdotada". Bueno, aún no podemos saber eso, pero ya tienes una idea de lo que provocó tu primera palabra en la familia.

Sólo has vuelto a llamarme esporádicamente. Sé que poco a poco lo irás diciendo más seguido, así que sólo me queda tener paciencia. Hubo una cosa que me apenó dentro de todo: que tu primera palabra no hubiera sido "mamá". No por falsa modestia, sino porque es tu mamita la que durante nueve meses te llevó en su pancita con mucho esfuerzo y a veces dolor; la que tuvo el trabajo de traerte al mundo; la que día a día y noche a noche, agotada, se levanta para jugar contigo, cuidarte y darte de lactar. Por ahí me dijeron que es porque decir "papá" es más fácil para los bebés que decir "mamá". Sea como sea, espero que pronto puedas llamar a tu mamita. No sé, pero tal vez no lo has dicho aún porque lo mejor siempre se reserva para cerrar lo bueno con broche de oro.

Te quiero mucho,

Tu papá.

1 comentario:

Gise dijo...

Que bonito blog!

Y siempren dicen papá.. (mis enanos también lo hicieron)
buuu
así no juega Perú.
jejeje

Saludos!