miércoles, 29 de abril de 2009

Con un plato al frente, por primera vez

Chiquitita linda,

El tiempo pasa de prisa y hace menos de una semana llegó el día que con tu mamita estábamos esperando hace mucho: el de tu primera comida. Fue toda una experiencia llena de expectativa previa, pues nosotros habíamos conversado qué cosa haríamos cuando empezaras a comer. Personalmente (y lo repetí hasta la saciedad en la casa de tus abuelos Manolo y Amanda, en casa de tu abuela Elba y en fonde fuera) yo quería -quiero- tomarte una foto comiendo tus primeros tallarines. Tal vez sea porque en esencia los tallarines son siempre un poco más difíciles de comer que otras comidas -nunca sabes cuándo un tallarín va a dar un latigazo antes de entrar a tu boca y salpicarte con un poco de salsa- y porque sé que ese día tú misma estarás inundada hasta la coronilla de salsa, pero una foto tuya con un fideo pegado en el cachete y la salsa alrededor de tus labios es algo que no tendrá precio.

Pero la foto con tallarines deberá esperar un tiempo más. Tu pediatra nos explicó que como tu estómago ha recibido exclusivamente la leche de tu mamita, debe pasar un período de transición para acostumbrarse a la comida normal, así que todo este período deberá ser de frutas y papillas. Él nos escribió el listado de lo que debías comer todo este mes hasta tu siguiente consulta y tu mamita pegó esa lista en la refrigeradora para tenerla siempre presente. Yo tenía la intención de fotografiarla y mostrártela aquí, pero tu papá tiene memoria de hormiguita y se le ha olvidado ya un par de veces. Sin embargo, la he leído tanto que no creo equivocarme si te cuento qué contiene.

Lo que nos escribió tu doctor en la lista fue lo siguiente:

9 de la mañana. Fruta aplastada o licuada con partes iguales de agua. ¿Qué frutas? nos lo dividió así:
  • Primera semana: granadilla.
  • Segunda semana: plátano.
  • Tercera semana: pera.
  • Cuarta semana: melocotón.
Mañana debes estar empezando ya con el plátano. ¿Te gustará? seguramente un poco más que la granadilla, que al parecer no te gustó mucho pues cuando tu mamita te la dio a probar pusiste una cara de "¡¿qué cosa es esto?!". Tu mamita añadió un poco de leche materna y la mezcla se te hizo mucho más pasable.

Mediodía. Una papilla muy suave compuesta por:
  • Pollo, 40 gramos (cuando nos dijo esto el doctor, tu mamita y yo nos miramos a la cara. ¿Cuánto era eso de pollo? ¿una cucharadita? ¿una cucharada? ¿unas hilachas? ¿una mitad de la mitad de pechuga? ¿un cuarto de la mitad de la pechuga? ya luego él mismo nos contó que era más o menos lo que cabía en una cuchara de sopa).
  • Una papa amarilla pequeña.
  • Un poco de zanahoria.
  • Un poco de zapallo.
La primera vez que la preparó, tu mamita la probó, me miró y me dijo: "no está mal, sólo necesita un poco de sal" (claro, bajo el caso de que se la comiera ella, no para ti). Yo me negué rotundamente a probarla. Le tengo cierta animadversión a la comida licuada desde que tu tío Christian, cuando era muy pequeño, comía todo licuado "porque su huequito de la garganta era muy chiquito" y a mí me daba no sé qué ver el mejunje licuado que había en su plato y que él se comía con tanto gusto. Pero ya te contaré esa historia en alguna otra carta.

5 de la tarde. Otra papilla pero esta vez compuesta de una mazamorra de maicena (fécula de maíz) mezclada con un cereal de arroz para bebés. Te diré que cuando tu mamita te la da de comer, es notorio que esta última te gusta mucho más que la de tu almuerzo, tal vez porque es un poco más dulce.

El doctor nos dijo algo más: que todo esto era complemento de la leche que te daba tu mamita. Es decir, todavía debías seguir lactando.

Siempre me quedaré con la espina de no haber podido tomarte ninguna foto en la que fue la primera comida de tu vida, que fue tu primer desayuno. Tu mamita y yo lo habíamos planeado con antelación, pero a veces las cosas no salen como uno quiere y el día anterior yo dejé mi cámara de fotos en la oficina. Ni siquiera pude usar mi celular porque estaba en reparación. En fin... no todo estaba perdido porque aún faltaban tu primer almuerzo y tu primera cena, así que a medio día me escapé del trabajo armado ahora sí con la cámara, y finalmente tuve la oportunidad (gracias a tu mamita, que retrasó un poco tus horarios de comida para que yo pudiera estar con ustedes) de darte de comer tanto en el almuerzo como en la cena. Fue un momento lleno de curiosidad, de alegría, de novedad, y por sobre todo, de papilla.




¿Notaste que tenías papilla hasta por las orejas?

Supongo que tu menú cambiará el mes que viene y podrás comer otras cosas. Papepe (el abuelito de tu mamita, ¿recuerdas?) deberá esperar también su turno, pues dijo que ya quería comerse contigo unos frijoles con arroz y carne. Lo bueno es que falta poco para poder verte feliz, sonriendo y embarrada de tallarines. Lo malo es que a tu mamita no le gusta mucho la idea, pero si tú no le dices nada... yo tampoco. ¿Es un trato?

Te quiero mucho.

Tu papá.
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2 comentarios:

David TTT dijo...
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Anónimo dijo...
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