sábado, 8 de noviembre de 2008

Todo, todo es cierto

Mi preciosa,

Los días pasan rápido y cuando uno menos lo cree no sabe en dónde quedaron. Mañana, nueve de noviembre, cumples ya un mes de nacida y a pesar de las expectativas de tu mamita y mías estas últimas noches cuando nos acostábamos a las tres de la mañana, hemos sobrevivido. Sí, tu mamita a veces se queda dormida mientras te da el pecho o cuando está sentada en la cama mirándote; yo cabeceo y parpadeo todas las tardes rápida e incesantemente frente al monitor de mi computadora en la oficina, a punto de quedarme dormido -ya me acostumbré a tomar como mínimo un par de tazas de café desde las dos o tres de la tarde-, pero es inevitable: ambos nos quedamos mirándote embelesados cuando por fin en la noche llego a verte y estás en tu cuna o en tu silloncito. Hace sólo un año, ni yo mismo habría podido adivinar que iba a llegar a ese punto, cuando tu existencia era sólo un concepto lejano.

Durante este mes he podido verificar que todo lo que se dice acerca de los papás de recién nacidos está apegado absolutamente a la verdad: sí, duermes poco. Sí, no vuelves a levantarte ningún día después de las siete de la mañana, incluyendo domingos. Sí, uno aprende a cargar a su hijo ya sin ningún miedo y -lo que es mi caso todo un logro- a cambiar con cierta agilidad los pañales. Sí, también uno se desespera cuando faltan sólo un par de horas para amanecer y la bella niña tiene los ojos tan abiertos como un par de lunas llenas. Sí, uno siente que por su hija puede bajar las estrellas si ella lo necesita. Sí, uno puede acostarse tranquilo hasta que se pregunta si la niña está bien cubierta contra el frío y si algo obstruye su respiración; entonces, no importa lo cómodo que uno haya estado, se levanta, mira que todo esté bien y luego recién duerme. Sí, uno hincha el pecho cuando dice "mi hija". Sí, también es frustrante cuando has bañado a la niña, está limpiecita y cuando le estás echando la crema antiescaldaduras antes del pañal, una pequeña fuente se eleva acompañada de otra emisión bastante más potente y oscura debajo que deja todo lo que rodea a la niña (incluyendo al papá y/o mamá, mirándose entre sí) marcado por el evento. Sí, sí, a todo sí. Nada de lo que me dijeron es falso, incluso parecía sólo un atisbo de lo que se venía.

Un amigo nuestro, quien antes que nacieras ya me contaba lo que iba a pasar (incluyendo la lista anterior, que en buena parte es de él) me dijo en alguna oportunidad "vas a ver que cuando nazca se te cambia todo el cassette" (bueno, un cassette puede ser una verdadera antiguedad para ti cuando leas esto. Llamémosle temporalmente "disco" aunque puede que eso tampoco se use dentro de algunos años). Más recientemente, cuando ya habías nacido, hizo evolucionar su frase en un momento en el que le contábamos con tu mamita cómo nos iba contigo: "¿ves? y eso que aún está tranquila... cuando empiece a interactuar contigo, te jodiste" (con perdón de la palabra). En ese momento lo escuché, lo tomé como algo gracioso y lo olvidé. Eso hasta esta semana.

Hace algunas noches, llegué a la casa y encontré a tu mamita dándote de lactar. A los diez minutos me pidió que te cargara y te diera palmaditas en la espalda para eliminar los gases (sacar el chanchito, para el cual he demostrado tener talento natural). Te cargué y no pude evitar, como siempre, tenerte un ratito con la cara hacia mi mientras te sonreía.

Me devolviste la sonrisa. Me quedé feliz (ya antes habías sonreído, pero la sensación de alegría siempre es la misma) y te volví a sonreir, diciéndote algo de lo linda que eras y de cómo te queríamos. Y entonces sucedió una cosa que me dejó pasmado: me volviste a sonreir. No lo podía creer. Llamé a tu mamita, y mientras venía, te volví a sonreir y a hablar. Y me devolviste la sonrisa por tercera vez. Fue en ese momento en el que lo comprendí: acababa de joderme. Me sentí tan cerca tuyo que no pude hacer más que abrazarte y tenerte cargada. Ni siquiera me acordé del chanchito hasta un rato después, cuando te sentí incómoda mientras estabas echada. Perdona, fue la emoción.

No ha vuelto a pasar; sin embargo, espero con ansias que así sea. Tu abuelito Manolo dice que ya quiere cargarte y que le acaricies la cara, cosa que no veo lejana, porque ya empezaste también esta semana a intentar coger objetos. Cogiste un brazo de tu mamá mientras te vestía y hoy mismo, luego de bañarte en la mañana, cogiste una palanquita de un juguete de estimulación y la bajaste, haciendo que emitiera un ruido. ¿Qué se viene después? no sé, es como una película en la que no sabes qué va a pasar ni en qué momento. Y eso es parte de la emoción.

Para mañana, celebrando tu primer mes, tu mamita ha querido hacerte una pequeña fiestita. No será nada grande, porque tu tío Christian y tu abuelito Manolo están de viaje, pero sé que hay hasta gorritos y una coronita para ti. No puedo decir nada; como te dije líneas arriba, ahora hago cosas que no pensé hacer nunca. No sé si dentro de algunos años me ponga peor, así que mejor me abstengo.

Eres, junto con tu mamita, lo más lindo que me ha pasado en la vida. Te quiero mucho.

Tu papá.

Tags Blogalaxia: , , , , , , .

No hay comentarios: