martes, 25 de noviembre de 2008

Querida, agrandamos a la niña

Mi Alessita:

Hace un poco más de una semana que fuiste a visitar a tu pediatra por segunda vez. La primera fue a los cinco días de nacida, cuando recibiste tu primera vacuna, que si no me equivoco fue contra la tuberculosis. Tu pobre mamita, que tuvo que ir sin mí por el horario, sufrió más que tú cuando vio cómo la aguja entraba en tu brazo, todo pequeñito, mientras la señora que aplicaba las vacunas le decía que no parara de darte de lactar (cosa que hacían para distraerte). Algún día lo entenderás: es inevitable que los papás suframos cuando nuestros hijos también sufren. Y eso no es algo que haya sabido siempre, sino que lo he venido a averiguar ahora que estás en nuestras vidas.


Luego de celebrar tu primer mes de nacida junto con tus abuelos y tus tíos, vino la segunda visita al pediatra, que fue este 17 de noviembre último. Todo este tiempo, tal como tu mamita lo había planeado, tu alimentación ha sido exclusivamente a base de leche materna. Por todos lados, desde que supimos que venías, leímos que era lo mejor para ti; por tanto, tu mamita se armó de valor y decidió poner manos a la obra: tu leche no sería química, sino totalmente natural. Y así fue. Y supimos que estábamos haciendo lo correcto justamente a través del pediatra.

Cuando llegamos a la clínica, esperamos en un sala bastante grande, con otros niños y otros papás y mamás por todos lados. Habían niños y niñas corriendo, saltando, en brazos, durmiendo o simplemente sentados. El doctor nos llamó y luego de la conversación y algunas preguntas de rigor acerca de tu cuidado, procedió a examinarte.

Lo primero que hizo fue medirte. Te echó en una mesa de acero con algunas cubiertas encima para que no tuvieras frío. Mientras llorabas de hambre (no porque tu mamita no te hubiera dado de lactar, sino que ya hacía algunos días habías empezado a pedir comida cada hora u hora y media, no cada tres como al inicio), el médico anunció que habías crecido y que ahora medías 56 centímetros, es decir, casi 7 centímetros en un mes (como te conté luego de tu nacimiento, tu estatura era de 49.5 cm). Sin embargo, lo más impresionante vino después.

Luego de medirte, el doctor te levantó y te colocó en una balanza que tenía al lado de la mesa. Era una balanza para bebés, muy curiosa, porque me recordó esas balanzas de repostería que hay en las panaderías. Hizo algunas anotaciones en su hoja de registros y le indicó a tu mamita que te cargara mientras él regresaba a su escritorio, que estaba separado de ese ambiente por un biombo. Luego que escuchamos el sonido de la silla al desplazarse por el piso cuando tomó asiento, nos dijo:

"Los bebés normalmente suben de peso entre 800 y 900 gramos el primer
mes. Alessia está pesando cuatro kilos ochocientos".


¡CUATRO KILOS OCHOCIENTOS! tu peso el día del alta fue de 2.980 kg, lo que quiere decir que en un poco más de un mes subiste casi dos kilos. Haz algo de matemáticas y divídelo por semanas: en promedio casi medio kilo por semana. Es inevitable que el fantasma del miedo salga en la conversación, pero luego de preguntar, el doctor nos dijo que no había nada de malo, sino todo lo contrario: el hecho que tu mamita te diera de lactar de su pecho, junto con el cariño que te damos (que aunque no creas, influye también en tu desarrollo físico además del emocional) provocó que tu crecimiento fuera, a juzgar por la reacción del médico, poco común.

Sobra decir que tu mamita estaba feliz. Yo la felicitaba y le agradecía. Salimos de la consulta y tuvimos que regresar a la sala, en donde por suerte había ya menos gente, para que pudieras lactar (tu hambre es sencillamente espectacular). De eso hace ya semana y media, y no exagero si te digo que cada tres o cuatro días te noto más grande.

Los días siguen sucediéndose y van pasando cada vez más cosas nuevas. Ayer por primera vez estiraste tu brazo, cogiste uno de tus móviles y lo sacudiste, para luego soltarlo. Te estás riendo mucho más que antes, y ya no es sólo un reflejo. Como te decimos "¡muy bien!" cada vez que tocas con los pies el pianito de juguete que está en tu cuna, ahora estiras las piernas a cada momento y te ríes cuando te acaricio haciéndote ver que está bien lo que estás haciendo. Sigues despertándote en la madrugada, seguimos acostándonos tarde y seguimos también esforzándonos por organizarnos mejor, aunque a veces nos vence el cansancio y no podemos. Tus abuelitos te siguen visitando regularmente y tus tíos preparan ya tu bautizo, que será a fines de diciembre. Tu mamita y yo seguimos conversando acerca de lo que nos depara el futuro contigo, pero aún no te comentaré de eso. Todo a su tiempo. Nosotros haremos lo que creemos mejor para nuestra familia y Papá Dios se encargará de confirmarnos si estamos en el camino que Él quiere.

Suficiente de cartas por hoy. Mejor dejo la oficina y me voy a abrazarte en persona. Te quiero muchísimo, hijita linda.

Tu papá.

Tags Blogalaxia: , , , , , , , .

No hay comentarios: