miércoles, 3 de septiembre de 2008

En sus marcas...

Princesita,

Estas dos semanas han sido de mucho movimiento. Sí, tú has sido el motivo, pero no te vayas a sentir triste: todo ese ajetreo ha sido motivado por el amor que provocas no sólo en tu mamá y en mí, sino en toda la familia.

Comenzaré por contarte que el lunes 18, como estaba programado, tu mamita y yo nos reunimos para ir a la cita con la doctora, pero nos dimos cuenta que si íbamos no podrían atendernos pues habíamos olvidado un formulario que era indispensable presentar. Llamamos por teléfono para posponer la cita, y como no queríamos que se retrasara mucho, tuvimos que tomar la fecha más próxima disponible: era al día siguiente. No parecía tan malo, pero había un pequeño detalle... sólo estaba disponible un horario en la mañana. Por ello, con mucha pena para ella y para mi, tu mamita debía ir sola.

Ese día tu mamá tuvo un día muy ocupado. Nos levantamos temprano pues tenía que estar donde la doctora a las nueve de la mañana, y luego dos horas después en su psicoprofilaxis de parto (¿recuerdas que te conté? los ejercicios y respiraciones con nombre complicado), que por suerte, no quedaba muy lejos. Ella se levantó con ojeras porque no había podido dormir bien, y aunque salimos juntos, siguió camino a la clínica mientras yo me quedaba en la oficina.

Una hora después, como a las diez de la mañana, mi teléfono sonó. Era tu mamita, con un par de noticias que me dejaron sorprendido: acababa de salir de su cita con la doctora, y ella, luego de examinar a ambas, le dijo a tu mamá que ya estabas "colocada". Sí, eso suena algo extraño, pero quiere decir que tu posición no era horizontal como la última vez que te examinó, sino ya vertical y con tu cabecita hacia abajo, preparándote al ahora más cercano parto.

No sabes lo sorprendido y lo nervioso que me puse. Luego de terminada la conversación con tu mamá, no pude aguantarme y llamé por teléfono a la casa de tu abuelita Amanda, y les conté la noticia a ella y a tu tío Roberto (tu tío Christian no estaba). Ha sido una de las pocas ocasiones en las que he sentido la necesidad de llamar a alguien a contarle algo. ¡El final de la espera se acercaba!

Esa fue la primera noticia. La segunda fue la reafirmación de lo que nos dijeron en la anterior cita: es casi seguro que te adelantes, aunque en realidad la última palabra la tiene Papá Dios.




Un par de fotos tomadas hace algunas noches

¿Has leído bien todo lo anterior? bueno. Debes saber que los párrafos de arriba fueron escritos originalmente un par de días después de la cita con la doctora. ¿Qué pasó? que cuando te estaba escribiendo, por algún motivo tuve que dejar la carta a medias y me he demorado dos semanas en retomarla. Perdóname. Una y otra vez he querido darme el tiempo para sentarme y dedicarte un rato, pero por una u otra cosa no he podido. Eso me ha hecho pensar que no quiero ser nunca un papá ausente. Quiero verte crecer, disfrutar de cada etapa de tu vida y verlos felices a tu mamá, a ti y tal vez a un futuro hermanito o hermanita. También quiero que sepas que siempre estaré aquí para el momento en que me necesites.

Pero bueno, esta demora me da la oportunidad de contarte algunas cosas más que pasaron a lo largo de estas dos semanas. La primera es que la semana pasada pude ir a una de las dichosas psicoprofilaxis de parto. Tu mamita me había pedido que por favor vaya (el único horario disponible que encontramos era en la mañana, y no podía ir con ella) porque hablarían del momento del parto y de cómo los papás debemos ayudar a las mamás durante el proceso de dar a luz. Luego de avisar en la oficina que no iría durante la mañana, la acompañé.

En estas "clases" dictadas por una doctora (y les digo clases porque son algo así como las que estarás teniendo en la escuela para el momento en que leas esto) pude entender mejor el parto y conocer el tipo de respiraciones que se supone harán más fácil el momento en que nazcas: una respiración para las contracciones cortas, otra para las más largas, otra para el momento de pujar, otra para relajarte entre contracciones... es un enredo, pero si todo va bien, podré ayudar a tu mamá a sentirse mejor cuando todo comience.

Otra de las cosas que pasaron ocurrió el sábado 30 en la mañana, que era feriado. Tu mamita había estado con dolores muy fuertes en el bajo vientre desde hacía ya varios días, como te conté. Aún estando yo dormido (ella, por su pancita, no puede dormir mucho y ya estaba despierta), notó que estaba casi sin sábanas encima y quiso taparme, e hizo un movimiento que le produjo un dolor tan agudo que no pudo evitar una exclamación de dolor y eso me despertó. Ambos nos quedamos preocupados, así que decidimos llamar a la doctora. Ella nos dijo que fuéramos a la clínica para descartar que estuviera ya con contracciones. Fuimos, la examinaron y la encargada -una obstetriz que al parecer no tenía mucha experiencia- le dijo a tu mamá que esa misma noche podría estar dando a luz.

Ya te imaginarás cómo se puso tu mamita, y luego yo, porque en ese momento había salido a llamar a tu abuelita Elba para contarle cómo iba su hija, tu mamá. Todas las cosas pendientes pasaron por mi mente en un segundo: apenas habíamos empezado a comprarte cosas, no había preparado tu cuarto para cuando llegaras, no había comprado aún pañales, no tenía las cosas que hay que llevar a la clínica cuando una mamá va a dar a luz y una larga lista de cosas que tenía que hacer (a veces los papás no interiorizamos tanto que vamos a serlo hasta cuando es inminente). Por suerte la angustia no duró mucho, pues luego que la obstetriz conversó por teléfono con la doctora de tu mamá, se descartó que se estuviera produciendo ya el parto. Puf.

Lo último fue la cita que tuvimos este último lunes con la doctora, la segunda en dos semanas (y la siguiente se viene en dos semanas más). Ella ratificó que aún no se venía el parto, que estabas linda, sana y creciendo, y que probablemente a fines de mes -si es que no antes- te tendríamos en brazos. Ya te lo dije muchas veces, pero espero con ansias el poder al fin verte.

Te cuento que tu mamita está preparando, con muchísimo amor para ti, un baby shower -perdona, creo que no hay equivalente en español para esto-. Te tengo incluso algunas fotos de lo que está organizando, pero eso ya será motivo de una siguiente carta.

Te quiero muchísimo,

Tu papá.

Tags Blogalaxia: .

No hay comentarios: